viernes, diciembre 29, 2017

Sobre el Simbolismo de la Navidad

Este es un evento maravilloso sobre el cual hay que meditar profundamente, ya que  es cada vez  menos comprendido, con el materialismo actual, la navidad se ha convertido  en una fiesta sin trascendencia.

Así como el sol físico avanza hacia el norte para dar vida a toda la creación, así también el Sol espiritual, el Cristo  nos da vida si aprendemos a cumplir sus mandamientos.

En las sagradas escrituras se habla claramente de BELEM y de un establo donde el cristo nace. Ese establo está dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.  Precisamente en ese establo interior moran los animales del deseo, todos esos yoes pasionarios que cargamos en nuestra  psiquis, LOS EGOS.

El descenso del Cristo al corazón del hombre es un acontecimiento cósmico y humano de gran trascendencia que se corresponde a la Iniciación, al nacimiento de un Iniciado, un ser  Iluminado por ese Principio Crístico Universal. Desafortunadamente  no se ha entendido ciertamente lo que es el Cristo. El UNGIDO.

El cristo está más allá de la Personalidad, del YO y de la Individualidad. “El Cristo es una realidad de instante en instante, de momento en momento. El Cristo Intimo puede transformarnos  totalmente, él adviene a nosotros cuando el Ego muere”.

Inútilmente habría nacido Jesús en Belem, si no naciera, si no resplandeciera también en nuestro corazón. Inútilmente habría muerto y resucitado allá, en la Tierra Santa, si no muere y resucita también en nosotros.  Debemos conectarnos con nuestro Cristo íntimo, que nazca en nosotros. Esa es la Natividad, la NAVIDAD.

¿NACIÓ JESÚS EN DICIEMBRE?

La Biblia no nos dice exactamente cuándo nació Jesús. Pero sí nos da razones sólidas para pensar que no fue en el mes de diciembre.

El calendario judío tiene un mes llamado Kislev, que cae entre noviembre y diciembre, y que es frío y lluvioso. Luego viene Tebet, entre diciembre y enero, que es el mes con las temperaturas más bajas del año e incluso alguna nevada en las zonas altas.

La Biblia dice sobre el clima de la región:
Esdras, uno de sus escritores, muestra que kislev era un mes frío y lluvioso. Dice que en “el noveno mes [kislev], el día veinte del mes” se juntó en Jerusalén una multitud, la cual estaba “tiritando [...] a causa de las lluvias cuantiosas”. Además, añade que la muchedumbre allí reunida hizo el siguiente comentario sobre las condiciones del tiempo en esa época del año: “Esta es la estación de las lluvias cuantiosas, y no es posible  permanecer afuera” (Esdras 10:9, 13; Jeremías 36:22).

Como es lógico, al acercarse diciembre, los pastores de esas regiones recogían sus rebaños para no tener que pasar las noches al aire libre.

 La Biblia menciona que la noche en que nació Jesús había pastores cuidando de sus rebaños en los campos.  De hecho, Lucas, escritor de uno de los Evangelios, cuenta que, cerca de Belén, los pastores “vivían a campo raso y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños” (Lucas 2:8-12). Notemos que no solo andaban por el campo de día, sino que vivían allí. Tenían los rebaños fuera de noche.

Esa noche, una luz intensa resplandece alrededor de un grupo de pastores en el campo abierto que  cuidaban sus rebaños.  Un ángel de Dios les dice: “No tengan miedo, porque, miren, les anuncio buenas noticias que le traerán una gran alegría a todo el pueblo. Porque hoy les nació en la ciudad de David un salvador, que es Cristo, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán a un bebé envuelto en bandas de tela y acostado en un pesebre”. De pronto, aparecen muchos ángeles más y proclaman: “Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra para las personas que tienen su aprobación” (Lucas 2:10-14).  Cuando los ángeles se van, los pastores se dicen unos a otros: “Vamos ahora mismo a Belén y veamos lo que ha pasado, lo que Jehová nos ha hecho saber” (Lucas 2:15).

Si diciembre era tan frío y lluvioso en Belén, ¿sería lógico que ese mes los pastores vivieran al aire libre? 

Por otro lado, el emperador romano César Augusto había ordenado  efectuar un censo, todo el mundo debía registrarse en la ciudad donde nació, por ello José y María, con su avanzado embarazo  tienen que viajar a la ciudad de Belén, al sur de Jerusalén, porque allí es donde nació José. Era imposible hacer ese viaje en tiempos de invierno. Tampoco es probable que el emperador le hubiera pedido al pueblo, que ya quería rebelarse contra él, que viajara durante días en pleno invierno para registrarse.

Hoy día, muchas personas siguen creyendo que Jesús nació el 25 de diciembre y que en esa fecha celebramos su cumpleaños. Pero  las circunstancias que rodearon al nacimiento de Jesús muestran que no ocurrió en Diciembre. Como vemos, en esa época del año, los pastores difícilmente habrían pasado la noche en el campo con sus rebaños.

UN PUNTO NEGRO


SIGO DE PIE

Me siento, a estas alturas de la vida, casi igual que cuando era joven. Mis propósitos, afanes, preocupaciones, planes, ilusiones, temores, limitaciones, aspiraciones y aficiones tienen, en lo general, las mismas características que en aquellos tiempos.

Estoy muy lejos de plantear mi felicidad en base a los bienes materiales y sigo siendo capaz de disfrutar lo que tengo sin caer en la desesperanza por obtener aquello de lo que carezco.

Tengo la fortuna de apreciar y dimensionar lo que me rodea y vivo en armonía con lo que soy capaz de generar por medio de mi trabajo diario.

Sigo esforzándome diariamente por ganarme el cariño y respeto de mi familia, amigos y compañeros de trabajo, pues siempre he sabido que los amores se mantienen y crecen a la luz de la devoción y cariño con el que se cuidan y bastante bien les hace regarlos frecuentemente con agua del corazón.

Mantengo vivos mis amores, los pasados y los presentes, porque ellos me dan la energía para seguir caminando.

Conservo los afectos de mis amigos en el reducto interno que para cada uno he ido formando a través de los años y lo cuido como un espacio que a perpetuidad y por derecho a cada uno corresponde.

Guardo un especial agradecimiento a todos aquellos que han aportado con generosidad un pedacito de su alma y su corazón contribuyendo a hacer de mi lo que soy ahora y lo que seré mañana.

Uso como energía pura la confianza que tuvieron y tienen en mi quienes me han ayudado a formarme durante todos estos años. Esas personas que estuvieron conmigo durante mis años niños, mis años jóvenes y mis años adultos, y que, en conjunto me han preparado, espero, para vivir bien mis años viejos que pronto habrán de venir.

Tengo presente a mis antepasados quienes me ofrecieron sus hombros para que mis pies comenzaron su trayecto y ahora cuido que mi par de piernas sean fuertes para que se apoyen en ellas los pasos de quienes de mi nacieron. Procuro que mis pies se conserven firmes y en contacto con el piso, aunque es frecuente que mi imaginación se de el lujo de volar y de soñar con un armonioso hoy y un mejor mañana.

Cuando en mi existe frío, producto de las lejanías, desavenencias y desencuentros con mis semejantes, llamo a la hoguera de mi corazón para que me fortalezca, y le pido que me de el calor que me permita asumir mis culpas para saber pedir perdón.

Y cuando recibo por cualquier motivo la disculpa ajena, trato de ser de fácil perdón y olvido. Bastante penitencia paga quien asume su culpa como para se cometa el exceso de hacerle el momento más difícil.

Procuro vivir en paz conmigo mismo, pues se bien que no se puede ofrecer tranquilidad cuando uno mismo no la tiene para si.

Se que para volar solamente se requiere dar fuerza a las alas de nuestra imaginación y tomar rumbo hasta donde la nada existe.

Sueño con una vejez acompañada en donde la acompañada, mano de ella sea mi guía y donde la mía sea su sostén.

Quiero repetirme en cada acto de quienes buscan una forma digna de vivir y que sus afanes impregnen mi alma para seguir adelante y vivir cada día como manda Dios.

Quiero tener algún día el privilegio de llegar hasta lo más alto donde el espíritu alto, tiene su fortaleza y nuestra fe su razón de ser.

JORGE LUIS BORGES