Curioso – Los elefantes tienen miedo a las abejas
Escrito por admin en Saturday, May 8th 2010
Según la leyenda, los elefantes tienen miedo de los ratones, pero los científicos acaban de descubrir que lo que realmente temen los paquidermos son a las abejas, lo que según confían los científicos podría ayudar a los agricultores africanos a proteger sus cosechas de los gigantescos animales.
Y esperan que también salve a los elefantes.
Los conflictos entre los seres humanos y los elefantes en países como Kenia son frecuentes. Un sólo elefante hambriento puede devorar durante la noche toda una cosecha familiar. Los agricultores se agrupan en torno a las hogueras toda la noche durante la época de la recolección. Cuando se acerca un elefante, los agricultores empuñan antorchas y sus hijos golpean cacerolas. No todos los cultivos pueden ser protegidos, y en ocasiones los elefantes no se asustan.
En ocasiones los agricultores matan a los elefantes por destrozar sus cosechas, y los paquidermos también han matado a seres humanos en esas incursiones, para ser perseguidos luego por los celadores del parque.
Descubrieron que los elefantes emiten sonidos de alarma de baja frecuencia cuando se hacen presentes las abejas para evitar los conflictos con esos insectos, dijo la investigadora Lucy King, cuya tesis sobre los sonidos de alarma de los elefantes fue publicada la semana pasada por la Biblioteca Pública de las Ciencias.
Los agricultores podrían erigir “valles de abejas” al colocar colmenas en postes cada 10 metros (29 yardas), dijo King. Un alambre recio conectaría los postes y haría que oscilaran cuando tropezaran con ellos los elefantes, agitando a las abejas. Los enjambres molestan a los paquidermos, que huyen emitiendo sonidos inaudibles al oído humano para alertar a otros elefantes cercanos. Aunque los elefantes tienen una piel muy gruesa, sus ojos y la parte interna de la trompa son susceptibles de sufrir picaduras; de hecho un enjambre de abejas podría incluso matar a las crías.
“Es imposible cubrir Africa con vallas electrificadas”, dijo King en la entrevista” y agregó que ésta “podría ser una forma mejor de apartar a los elefantes de los cultivos”.
Un sitio para el descanso del viajero de la vida, para los que se sienten cansados, agobiados. Y para crecer juntos...
lunes, mayo 10, 2010
viernes, mayo 07, 2010
COMPAÑERO DEL ALMA
Tu fuiste ese guerrero que me hirió en el combate…,
pero también el monje que ha rezado por mi…,
y el hijo por el cual, el corazón más late…,
y el sabio alucinado… del que tanto aprendí…
Y yo fui el peregrino que te prestó su báculo…,
y el chamán que aquel día te salvó de morir…,
y aquella pitonisa que consultó al oráculo,
preguntando a los dioses tu hora de partir…
Como actores de paso de un teatro itinerante,
en vez de pueblo en pueblo…fuimos de vida en vida…,
jugando a ser el loco…el poeta…la amante…,
el pastor…el viajante…la santa…el homicida…
¡Cuántos juegos jugamos…desandando milenios…!:
¡El que cura…el que mata…el que salva…el que peca…!
¡Y fuimos los druídas…los celtas…los esenios…,
y fuímos los egipcios…los mayas…los toltecas…!
Y hoy te cruzo en la calle…¡y no me reconoces!.. .,
y muy adentro mío se me estruja una cuerda…
y te grito en silencio -¡un silencio a mil voces!- :
"¡compañero del alma!...¿¡cómo no me recuerdas…!?"
Poema de: Jorge Oyhanarte
Tu fuiste ese guerrero que me hirió en el combate…,
pero también el monje que ha rezado por mi…,
y el hijo por el cual, el corazón más late…,
y el sabio alucinado… del que tanto aprendí…
Y yo fui el peregrino que te prestó su báculo…,
y el chamán que aquel día te salvó de morir…,
y aquella pitonisa que consultó al oráculo,
preguntando a los dioses tu hora de partir…
Como actores de paso de un teatro itinerante,
en vez de pueblo en pueblo…fuimos de vida en vida…,
jugando a ser el loco…el poeta…la amante…,
el pastor…el viajante…la santa…el homicida…
¡Cuántos juegos jugamos…desandando milenios…!:
¡El que cura…el que mata…el que salva…el que peca…!
¡Y fuimos los druídas…los celtas…los esenios…,
y fuímos los egipcios…los mayas…los toltecas…!
Y hoy te cruzo en la calle…¡y no me reconoces!.. .,
y muy adentro mío se me estruja una cuerda…
y te grito en silencio -¡un silencio a mil voces!- :
"¡compañero del alma!...¿¡cómo no me recuerdas…!?"
Poema de: Jorge Oyhanarte
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